RECUPERA EL DESCANSO
MARÍA GONZÁLEZ-ALLER ZAVALAPsicóloga en Las Rozas y Majadahonda630 01 69 71
En el intento de relajarnos, empiezan a asomar a nuestro pensamiento esas preocupaciones antes apartadas y también ciertas vocecillas de culpa, que en ocasiones más que voces son gritos. Nos rebelamos preguntándonos el por qué ahora y sufrimos
Descansa
Después de un intenso y agotador día, de no parar, deseamos descansar. Nos apetece hacer algo diferente, que nos entretenga y nos quite las preocupaciones un rato de la cabeza. Pero el verdadero descanso, cuando nos vamos a dormir, muchas veces se vuelve en nuestra contra y sufrimos un verdadero boicot. En el intento de relajarnos, empiezan a asomar a nuestro pensamiento esas preocupaciones antes apartadas y también ciertas vocecillas de culpa, que en ocasiones más que voces son gritos. Nos rebelamos preguntándonos el por qué ahora y sufrimos.
Con las preocupaciones, podemos tomar una actitud práctica, que es la determinación de “aparcarlas”, solo un rato, y convencernos a nosotros mismos que la noche solo incrementa la sensación de desasosiego que nos producen. Evolutivamente estamos programados para percibir un peligro en la noche de una manera más intensa, porque es cuando somos más vulnerables y nos encontramos más expuestos. En este caso, el cuerpo reacciona manteniéndote en alerta “por si acaso”. Sabiendo esto, podemos dar a nuestro cerebro el mensaje de “ahora no hay peligro”. Pensaremos que la claridad del día siguiente nos dará una nueva oportunidad para ocuparnos más y preocuparnos menos.
Con la culpa, que nos ataca también cuando buscamos la calma, pidiéndonos que reparemos un daño, lo que podemos hacer es actuar “en previsión de”…es decir, anteriormente procurar buscar la excelencia, hacer todo aquello que nos haga ser nuestra mejor versión, dando todo lo mejor que tenemos. Y si hacemos algo que no está bien, rectificar a tiempo. La felicidad y la satisfacción de acostarse sabiendo que, aunque no haya sido un buen día uno ha dado lo mejor de sí mismo, que lo hizo bien a pesar de las dificultades, que logró no gritar a sus hijos, que no habló mal a su pareja, que fue amable con quien le pidió ayuda, que se esforzó en su deber y que disfrutó de lo importante, es el mejor somnífero.
La práctica de ejercicio físico durante el día es un excelente aliado, aumenta nuestro estado anímico y la sensación de control de nuestra vida. Nos ayudará a quitar importancia a las preocupaciones, a ver más soluciones, a ser mucho más positivos y a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás. Si el ejercicio pudiera encapsularse y administrarse vía oral sería el fármaco milagro y casi el único en el mercado. Valdría para todo. En este caso ayuda
al descanso de manera directa, cansancio físico y de manera indirecta, tranquilidad mental.
Comer saludable, respetando las necesidades de nuestro cuerpo, también nos hace sentir mucho más fuertes y valiosos. Liberarnos de hábitos nocivos para nuestra salud también. Y reírnos. La risa tiene un poder terapéutico. Dejar de lado la televisión, la tablet, el móvil y recuperar la charla, la música y la lectura son igualmente grandes aliados del descanso.
Tenemos que vernos como algo global porque todo se relaciona, también a la hora de descansar de manera adecuada. Y tanto el ejercicio, como la comida, el cuidarnos y el alejar elementos que nos generen ansiedad, influyen en esa actitud práctica ante las preocupaciones y en ese logro de la excelencia.
María González-Aller Zavala
Piscóloga en Las Rozas, Majadahonda y Aravaca
Psicóloga Sanitaria – Máster en Psicología Clínica y de la Salud – COP. M-24369
630 01 69 71
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